Previo al terreno del curso, el que pretende servir, para crear un catastro de los atractivos y planta turística del sector de Colliguay, he recopilado algunos consejos para fotografiar el área de estudio, de manera de evidenciar los objetivos planteados. Para ello, creo necesario plantear estos consejos de manera de hacer más eficiente el terreno.
A continuación algunos consejos a considerar, al momento de capturar imágenes al exterior:
1. Utilizar la mayor profundidad de campo que se pueda
Mientras que en otro tipo de fotos se juega con la profundidad de campo, utilizando esta faceta como un elemento compositivo más, la fotografía paisajística se caracteriza por aplicar, por regla general, la mayor profundidad de campo posible, manteniendo nítida toda la foto.
Recuerda que para conseguir una gran profundidad de campo debes cerrar todo lo que puedas el diafragma del objetivo de tu cámara.
2. Identificar un centro de interés
Recuerda que toda buena foto debe tener un centro de interés. Identifica uno dentro de tu paisaje. Puede ser el pico de una montaña, una roca, un árbol, una silueta.
También acuérdate de situarlo bien dentro de la fotografía. Para ello puedes aplicar la regla de los tercios.
3. Piensa en el fondo
Al contrario que en otras muchas temáticas, en paisajes el fondo importa mucho. Estará nítido y forma parte de la composición por completo. Por tanto, tendremos que analizarlo con detenimiento, viendo donde situamos los puntos de interés, si utilizamos líneas rectas o curvas para conducir la atención en la foto, ver de qué manera vamos a crear sensación de profundidad.
No debemos olvidar tampoco mantener recto el horizonte. Recordar que podemos corregir la inclinación de la foto si nos saliera torcida.
4. Tener en cuenta el cielo
El cielo es otro de los puntos a considerar a la hora de componer nuestra foto.
En la mayoría de fotografías de paisajes hay un elemento predominante: el cielo o la tierra (vale, o el mar). Si vemos que el cielo no aporta demasiado a la foto, lo suyo es dejar un solo tercio de la fotografía para el cielo, mientras que si el tipo de cielo que estamos sacando es el elemento predominante, por la forma de sus nubes, por el color en función de la hora del día, lo suyo es darle dos tercios de la foto para resaltar su importancia.
En algunas ocasiones no estará de más aplicar algo de procesado posterior a la foto para dar más fuerza al cielo, aplicando algún tipo de filtro para añadir color y contraste.
5. Líneas
Las líneas son un recurso compositivo que nos permite guiar la vista del espectador por la foto, marcando el recorrido que deben hacer para ver la imagen.
Gracias a las líneas podemos dar a la imagen sensación de profundidad y escala de tamaño, además de poder ser, en sí mismas, el centro de interés de la fotografía.
6. Captura el movimiento
La mayoría de nosotros asociamos la idea de paisaje al sentimiento de calma, paz y tranquilidad. Lo cierto es que muy pocas veces encontramos esa calma total en la escena que estamos viendo en un momento determinado. El movimiento que se pueda producir a nuestro alrededor puede añadir a la imagen sentimiento o drama, y crear en sí mismo un centro de interés.
El viento que mueve los árboles, las olas en el mar o la corriente de un río son ejemplos de movimiento que encontramos continuamente en la naturaleza y que podemos recoger en nuestras fotos.
Para capturar ese movimiento tendremos que utilizar velocidades de obturación bajas, lo que nos obligará a cerrar más el diafragma para contrarrestar la cantidad de luz que entra a través del objetivo y puede que algún tipo de filtro para reducir la luz, salvo que esperemos a un momento del día con menos luz.
7. La climatología
Una escena puede variar dramáticamente en función del clima que se dé en el momento de hacer la foto. Por lo tanto, elegir bien el momento en el que hacer la foto va a resultar determinante para obtener un buen resultado.
Cuando empezamos en el mundo de la fotografía, asociamos el buen tiempo y los días soleados al mejor momento para hacer fotos. Con el tiempo nos iremos dando cuenta de la infinidad de posibilidades que ofrecen los días nublados, lluviosos, la niebla o la nieve.
Los días soleados, en las horas centrales del día, generan una luz dura, con sombras muy acusadas y fuertes contrastes entre las luces y las sombras. Por el contrario, los días nublados dan una luz más suave, reduciendo ese contraste.
No debemos dejar de buscar días de tormenta, niebla, viento, cielos especialmente nublados, o nieve. Empezaremos a generar diversidad en nuestras imágenes, rompiendo la monotonía de nuestras fotos de paisajes, en lugar de estar esperando con nuestra cámara cogiendo polvo a que llegue el próximo día soleado.
8. La hora del día
El amanecer y el atardecer son los dos mejores momentos para hacer fotos de este tipo. La posición del sol hace que la luz incida sobre los objetos con un ángulo específico en el que se crean texturas y patrones con las sombras. La temperatura de color varía enormemente, y los cielos se transforman completamente por este ángulo con el que llega la luz.
9. Acuérdate del horizonte
Posiblemente es la regla más básica de la fotografía. Debemos mantener en mente siempre el horizonte en dos aspectos.
El primero, manteniéndolo recto. Antes de disparar, asegúrate de que el horizonte está bien nivelado. Recuerda que siempre puedes corregir la inclinación posteriormente en la edición de la foto, aunque te obligará a recortar la fotografía.
El segundo, en cuanto a su composición. Recuerda la regla de los tercios. No pongas el horizonte partiendo la foto, salvo que esté justificado. En la inmensa mayoría de los casos es preferible ajustarla al tercio inferior o al superior.
10. Cambia el punto de vista
Normalmente hacemos las fotos desde el mismo punto de vista. De pie, con la cámara a la altura de nuestros ojos. De este modo la foto resultante transmite siempre la misma sensación. Es lo que vemos habitualmente.
Fuente: http://www.dzoom.org.es
clase del 25 de noviembre
Hace 14 años
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